LA GENITALIDAD EN LA ADOLESCENCIA
Beatriz Elena Maya
6-11-2013
En el presente texto me propongo señalar que hay una diferencia radical
entre la noción de sujeto desde el punto
de vista evolutivo y pensarlo desde la estructura del lenguaje, tal como Jacques Lacan lo propone, de tal
manera que no se puede hablar de un sujeto
adolescente.
Freud
habló de la adolescencia en su texto Tres
ensayos para una teoría sexual, más precisamente de pubertad. A partir de
acá podremos preguntarnos si se puede hacer una
relectura de Freud con las propuestas de Lacan. Para ello tenemos que
interrogar si ¿Lo que Freud propone
en tres ensayos para una teoría sexual,
es la constitución del sujeto
del inconsciente, tal como lo define Lacan? Responderlo nos permitirá
aclarar si cuando Freud habla de una doble acometida de la sexualidad, se
refiere a dos momentos de estructuración, de tal manera que podamos afirmar que
la adolescencia es un segundo momento lógico de estructuración subjetiva. ¿Se
trata del Yo en la adolescencia o del sujeto del inconsciente?
Si
volvemos al seminario dos, El yo en la
teoría de Freud vemos a Lacan hacer ingentes esfuerzos por diferenciar el yo, del sujeto, relacionando este último con el corazón
del ser y señalando que no es
una entificación de este de lo que se trata. Así, podemos preguntarnos si la
expresión “sujeto adolescente” no está entificando al sujeto del que se trata
en psicoanálisis lacaniano y más bien, empleamos la palabra sujeto como persona,
lo que nos situaría en un lugar distinto.
¿Qué
autoriza a hacer estas preguntas? Habría varios frentes que permiten leer a
Freud con Lacan, en relación al tema de la adolescencia. El primero es la
teoría de la libido, el segundo la noción de objeto, el tercero las fases del
desarrollo libidinal, el cuarto el primado de la genitalidad.
Tomemos
uno de ellos. Es cierto que Freud plantea en Tres ensayos que en la pubertad hay un primado de la genitalidad, lo
dice así:
“Con el advenimiento de la pubertad
se introducen los cambios que llevan la vida
sexual infantil a su conformación normal definitiva. La pulsión sexual era
hasta entonces predominantemente autoerótica; ahora halla al objeto sexual.
Hasta ese momento actuaba partiendo de pulsiones y zonas erógenas singulares
qué, independientemente unas de otras, buscaban un cierto placer en calidad de
única meta sexual; para alcanzarla, todas las pulsiones parciales cooperan, al
par que las zonas erógenas se subordinan al primado de la zona genital” (Freud,
1978: 189)
¿Qué dice Lacan
al respecto?
En el seminario uno, Los escritos
técnicos de Freud,
Lacan señala como, hablar de etapas
o de evolución, era para Freud inspirarse en el pensamiento de su época, con
una gran influencia de un texto de Ferenczi que planteaba las cosas de esta
manera, pero también señala como repetir esto sin cuestionarlo es problemático:D3
“Freud se apoya en el artículo de
Ferenczi-publicado en 1913-sobre el sentido de
la realidad. Es muy pobre. Fue Ferenczi quien comenzó a meterle en la
cabeza a todo el mundo los famosos estadios. Freud se refiere a ellos. En esa
época estamos solamente en las primeras tentativas teóricas de articular la constitución de lo real y,
para Freud, oír una respuesta fue de gran ayuda. Ferenczi le aportó algo, y
Freud se sirvió de ello. (…) Este artículo de Ferenczi ejerció una influencia
decisiva. Sucede con él como con las cosas reprimidas, su importancia es mayor
cuanto menos se las conoce. Igualmente, cuando alguien escribe
una insigne tontería, porque nadie la lea
no deja de producir efectos. Porque, sin haberla leído, todo el mundo la
repite” (Lacan, 1981: 195)
Insignes
tonterías repetimos nosotros cuando nos situamos frente al otro como quien
sustenta el saber y no sometemos la teoría a una revisión
de fuentes directas,
Lacan mismo señala algo que
no marcha para él en Freud, pero lo argumenta a lo largo de su obra. Por
ejemplo en el seminario 2 encontramos esto: D4
“También a esto se debe que cuanto más sabemos, mayores son
los riesgos. Todo lo que les enseñan, de modo más o menos predigerido, en los pretendidos institutos de psicoanálisis -estadios sádico, anal, etc.-,
todo eso es desde luego
muy útil, sobre todo para los que no son analistas.
Sería estúpido que un psicoanalista los descuidara sistemáticamente, pero es
preciso que sepa que no es ésa la dimensión
en la que opera. El psicoanalista debe formarse, moldearse
en un dominio diferente de
aquel en que se sedimenta, en que se deposita el saber que poco a poco se va
formando en su experiencia.”(Lacan, 1983: 36)
No es en la dimensión de los estadios
que se enseña en la universidad,
en la que opera un analista, eso se lo deja a la
psicología evolucionista; es en lo que la experiencia analítica le permite,
experiencia que no es otra que la del propio análisis a partir de la cual puede
autorizarse para tenerla con otros.
Ahora
bien, en el seminario cuatro La relación
de objeto hay todo un capítulo bien interesante sobre el asunto de las fases del desarrollo a partir de la lectura
que hace Lacan de Freud. En primer lugar nos
indica que Los tres ensayos para una
teoría sexual hay que leerlos con mucho cuidado, poniendo atención a las
notas agregadas que son muy posteriores, por ejemplo, la teoría de la libido
que aparece allí, es de 1920 después de Introducción
al narciso. Así mismo, lo que introduce Freud en el texto La organización genital infantil, le
permite autocorregirse. En tres párrafos Freud da cuenta de una enorme
honestidad de investigador, de alguien que sabe y reconoce haberse equivocado y
nos da una lección para seguir, en lo que a nuestros trabajos se refiere. Freud
nos muestra los pasos que dio en su investigación así:D5
1. La fundamental
diversidad entre la vida sexual de los niños y la de los adultos. 2. Pasaron al
primer plano las organizaciones
pregenitales de la libido, así como el hecho asombroso, y grávido de
consecuencias, del arranque en dos tiempos del desarrollo sexual. 3. Por último,
reclamó nuestro interés (dice
Freud) la investigación sexual infantil,
y desde ahí se pudo discernir la notable aproximación del desenlace de la sexualidad infantil a su con formación final en el adulto. (Freud, 1976a: 145)
¿Qué es lo
novedoso que introduce? Cito: D6
En la página 63 de ese volumen consigno que «a menudo, o regularmente, ya en la niñez
se consuma una elección de objeto como la que hemos supuesto característica de la fase de desarrollo
de la pubertad. El conjunto de las aspiraciones sexuales se dirigen a una
persona única, y en ella quieren alcanzar su meta. He ahí, pues, el máximo acercamiento posible en la infancia a la conformación definitiva que la vida
sexual presentará después
de la pubertad. La diferencia respecto de esta última reside sólo en el hecho de que la
unificación de las pulsiones parciales y su subordinación al primado de los
genitales no son establecidas en la infancia, o lo son de manera muy
incompleta. Por tanto, la instauración de ese primado al servicio de la reproducción
es la última fase por la que atraviesa la organización sexual” (Freud, 1976b: 145-146)
Una
primera corrección que hace a los Tres
ensayos referida a que ya desde la infancia hay elección de objeto,
fijémonos como señala el punto de una radical separación entre la infancia y la
adultez, en relación al primado de los genitales de esta última. Sin embargo,
acerca la infancia a la pubertad y la adultez con referencia a la elección de
objeto. Pero la máxima corrección que hace es en este párrafo.D7
Hoy
ya no me declararía satisfecho con
la tesis de que el primado de los genitales no se consuma en la primera
infancia, o lo hace sólo de manera muy incompleta, La aproximación de la vida sexual infantil
a la del adulto llega mucho más allá, y no se circunscribe a la emergencia de una elección de objeto. Si bien no se alcanza una verdadera unificación de las pulsiones parciales bajo el primado de
los genitales, en el apogeo del proceso de desarrollo de la sexualidad infantil el interés
por los genitales y el quehacer
genital cobran una significatividad dominante, que poco le va en zaga a la de la edad madura. El carácter
principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su
diferencia respecto de la organización genital definitiva del adulto. Reside en
que, para ambos sexos, sólo desempeña un papel un genital, el masculino. Por tanto, no hay un primado genital, sino un primado del falo (Freud, 1976c: 146)
Es
excelente esta cita para leer nuevamente los tres ensayos y darnos cuenta que Freud introduce un elemento estructural, el falo, que salva la concepción de sujeto
que tenemos en el psicoanálisis y
que nos separa de la idea genetista del desarrollo. Es justamente lo que
anunciaba atrás acerca de lo que Lacan introduce en el seminario cuatro, en el
cual se esfuerza por mostrarnos su lectura de las fases del desarrollo con su teoría
significante, por eso, el llamado período
de latencia es leído por Lacan como: “conservación del objeto
en la memoria, es decir, transmisión significante” (Lacan, 1994:55) ¿Qué quiere decir
esto?
¿Qué implicaciones tiene pensar las fases como desarrollo y pensarlas en el
orden significante? Pareciera cuestionar el período de latencia como la espera
vacía de un renacer de la sexualidad; la sexualidad con sus objetos ya elegidos está allí, como dice, en la memoria, es decir que cuenta por siempre. Más adelante en esta lección,
Lacan dirá: D8
… La relación pregenital sólo puede aprehenderse a partir
de la articulación significante del Edipo. Las imágenes y los fantasmas que
constituyen el material significante de la relación pregenital provienen en sí mismos de una experiencia que se ha producido en el contacto con el significante y el
significado. El significante extrae su material de alguna parte en el
significado, de cierto número de relaciones vivas, efectivamente ejercidas o
vividas. Todo este pasado es tomado a
posteriori y entonces se estructura aquella organización imaginaria que ante todo se presenta,
en cuanto la descubrimos, con un carácter paradójico. Más que concordar
con ella, se opone a la idea de un desarrollo armónico regular. Se trata por el
contrario de un desarrollo crítico, en el cual desde el origen los objetos, tal como se les llama,
de los distintos períodos,
oral y anal, ya se toman por algo distinto de lo que son. Se trata de objetos
ya trabajados por el significante, y revelan estar sometidos a operaciones de
las que es imposible extraer la estructura significante. (Lacan, 1994: 56)
Como
vemos introduce la teoría del objeto en la red significante. Para explicar este
asunto, Lacan toma la vía del objeto y de la falta, construyendo con estos dos
elementos las nociones de frustración, castración y privación, con las cuales
trabajará a lo largo de su obra. Nos presenta la relación pregenital como el efecto
de un a posteriori del lenguaje,
nunca como una fase sexual
que antecede o sigue a otra. Además
la califica de imaginaria
e introduce el problema que se constituirá en el acmé de su obra, el referido a
la imposibilidad de la relación sexual, como efecto de la marca del lenguaje.
Con
este panorama introducido por Lacan podemos preguntarnos ¿por qué Freud no
corrigió las siguientes ediciones cambiando sencillamente la idea vieja por la
nueva? Tal vez quería mostrarnos
cómo se conduce la construcción de una disciplina nueva; lo importante es el
nuevo aporte. Así mismo, vemos como en este punto, es imposible leer a Freud
sin Lacan porque
corremos el riesgo
de pensar la teoría psicoanalítica en el campo de las disciplinas genetistas o del
desarrollo y no incluirlas dentro de la teoría de la estructura del lenguaje.
Es lo que continuará haciendo Lacan en su obra, así en el seminario cinco Las formaciones del inconsciente en el
que está hablando de la no
respuesta
del Otro, lo que reenvía al sujeto a su propia demanda, en este punto afirma
que: D9
“El horizonte de esta no respuesta del Otro es lo que vemos
dibujarse en el análisis, porque al principio el analista no es más que el
lugar de la palabra, una oreja que escucha y no responde. (…) esto es lo que
empuja al sujeto a desprenderse de aquellas formas de la demanda que se nos
manifiestan en filigrana en su discurso en forma de lo que llamamos fase anal,
fase oral, fase de todas las formas que ustedes quieran ¿qué queremos decir
cuando hablamos de fases? No olvidemos que nuestro sujeto no vuelve
progresivamente en nuestra presencia al estado de nicho de pecho. No nos
entregamos a una operación de faquir que vería al sujeto remontar el transcurso
del tiempo y reducirse al fin a la
simiente que lo engendró. De lo que se trata es de significantes. Lo que llamamos fases oral, anal, es la forma en
que el sujeto articula su demanda mediante la aparición - en su discurso, en el
sentido más amplio, en la forma en que se presentifica ante nosotros su
neurosis- los significantes que se han formado en tal o cual etapa del
desarrollo, y le servían para articular su demanda en las fases recientes o más
antiguas.” (Lacan, 1999: 487)
En
este seminario Lacan inicia la construcción del grafo del deseo con el que
explicará nociones como necesidad, demanda y deseo; tres elementos
estructurados a partir del lenguaje. Así la necesidad deja de ser biológica, en
el ser humano, al ser atravesada por el lenguaje, lo que instaura una falta y
como efecto, la discordancia entre la necesidad y el objeto, originándose la
demanda que se dirige al Otro del lenguaje, del cual no se obtiene respuesta, pero que es condición necesaria para que surja un sujeto.
Según Lacan, esta misma
experiencia, que es vivida por todo sujeto en su propio origen, es repetida en
la experiencia analítica, en la cual la demanda va a tomar un lugar importante. Ahora bien,
en este seminario avanza con respecto a lo dicho en el anterior, en lo que las
fases del desarrollo se refiere, puesto que claramente nos dice que dichas
fases son formas de la demanda que se hacen con significantes y que es esto lo
que ha de escuchar el analista, no fijarse en fenómenos a los que pueden
reducirse tales fases; de este tipo de escucha
es posible que se deriven las distintas formas de pensar y aplicar el
psicoanálisis como un manual de fases superadas o no y, por lo tanto, pensar la clínica como el intento de hacer madurar una persona. Es la crítica
que Lacan hace a los postfreudianos a lo largo de su artículo La dirección de la cura y los principios de
su poder.
En
este mismo seminario cinco Las
formaciones del inconsciente, Lacan viene hablando de la relación del obsesivo al falo y nos entrega
una reflexión muy interesante al respecto,
dice: D10
“Las perpetuas ambigüedades que se ponen de manifiesto en
relación con el estadio genital y el estadio
fálico - ¿Se ha alcanzado el uno o el otro, ha alcanzado el niño el estadio genital antes
del período de latencia, o se trata simplemente de un estadio fálico?,
etcétera- Serían quizás menos oscuras si se ve que estadio fálico quiere decir simplemente acceso del deseo genital a nivel de la significación. Son dos cosas
distintas. Esto se ha abordado, en primer lugar, diciendo que el niño sólo tenía que acceder
al estadio fálico
y muy probablemente es verdad, aunque se pueda discutir la cuestión
de si la actividad autoerótica no sería genital, lo cual, a fin de cuentas,
también es verdad. Pero esto no es lo importante para nosotros. No se trata del
deseo genital que, en efecto, parece surgir como algo que representa un primer desarrollo de la evolución
fisiológica, sino de su estructuración en el plano fálico, y esto es lo
decisivo para la continuación de la neurosis”. (Lacan, 1999: 496)
Para
Lacan hay una diferencia entre pensar la genitalidad como algo bilógico o
pensarla como referida al falo o sea al significante. Sitúa el falo como condición para la posibilidad de la genitalidad, es decir,
que la sexualidad humana, a diferencia de la animal está atravesada por el
significante falo, el significante de la castración.
Párrafo
contundente para demostrarnos como podemos perdernos en las fases del
desarrollo psicosexual, si no se considera que significación fálica quiere decir el paso por
la castración, es decir, la sexualidad en el orden significante y no en una
evolución biológica. Además que la estructuración se da a partir de lo que la
significación fálica produce, aquella que el lenguaje desde, el inicio,
introduce. Por eso en el seminario anterior a este, el cuatro La relación de objeto ha resaltado que
se trata de fases preedípicas y no pregenitales porque justamente lo que quiere
señalar es que el Edipo, que él piensa
en términos de la metáfora
paterna, es decir,
de una articulación significante,
que introduce la castración, organiza dichas
fases.
Entonces
si tenemos en cuenta lo dicho por Lacan en relación a que las fases son formas
de la demanda, lo que hace que estas dejen de ser un desarrollo psicosexual, la fase genital
es una entre otras.
Así la famosa frase de Freud Wo Es war, soll Ich werden, entendida de tantas
maneras y que Lacan intenta hacer volver a su verdadera significación, es
interpretada por él aquí, como “Soy en el propio
lugar que ocupa el falo en la articulación
significante”, un tema que será motivo de muchas reflexiones por parte de
Lacan, pero que en este momento permite pensar el final, a partir de la fórmula
freudiana, como reconocerse como falta en la estructura significante, es decir
la imposibilidad de ser nombrado por el Otro.
A
partir de este seminario y más afinado en el seis, El deseo y su interpretación, Lacan demostrará que del sujeto del
cual él habla, es algo que está más allá del yo, es el sujeto del inconsciente
articulado a partir de la demanda, el sujeto de la enunciación, sujeto confrontado con la castración que en el grafo se escribe a
partir de lo cual hará de su yo un
síntoma. Podemos verlo en el grafo así:D11
Por
lo tanto, dicho sujeto, efecto de la estructura, no se reduce al yo imaginario, el que él escribe i () en el grafo.
Siendo las fases,
formas de la demanda, no podremos asociarlas
a un desarrollo físico, ni mucho menos condicionarlas un tiempo
cronológico determinado. Además, de dicho sujeto
de la enunciación sólo podremos
saber a través
de la experiencia analítica como una decantación del trabajo.
La
adolescencia es conocida por un “primado genital”. Al respecto, en el seminario
7 La ética, a Lacan no le parece tan
seguro afirmar esto, extrae del mismo Freud la metáfora de los vasos comunicantes que aluden a la cadena
significante, es decir que está pensando
la pulsión en términos significantes y no en el sentido de un desarrollo, por
otro lado, es evidente que no cree en una pulsión genital definitiva sino que,
siempre se trata de subrogados, lo que luego acuñará con la frase: “No hay
proporción sexual” de la que podemos decir que resume la idea de la in
existencia de un objeto definitivo para la pulsión y del no encuentro genital
de los sexos. En el seminario catorce, La
lógica del fantasma va a demostrar matemáticamente por qué la relación
genital no existe, resalto un pequeño párrafo:
“D12
En medio de lo cual debo retomar
brevemente lo insuficiente de la definición que se nos da en el
registro de una homilía bendita, respecto de eso que se llama el estadio
genital, sobre lo que haría a la estructura ideal de su objeto. No es vano
remitirse a esta literatura; que la dimensión
tiene la ternura
que se evoca sea algo respetable, no es cuestionable, sino que se la
considere como una dimensión de alguna manera estructural. He aquí sobre lo que
no creo vano apartar una contestación.”(Lacan, 1966-1967: s/e)
Hay
un cierto tono de ironía en la expresión homilía bendita, pues lo que va a
demostrar a continuación es cómo esto no es posible.
Entonces
cuando hablamos de adolescente o de la adolescencia como un momento especial,
tal vez nos referimos a la manifestación sintomática del yo, sin olvidar que
allí hay respuestas estructurales particulares que hacen que no podamos hablar
del sujeto adolescente como una
generalidad sino del sujeto del inconsciente propiamente dicho, sujeto que sólo
emerge en la experiencia analítica.
Por
lo anterior, no hay que esperar la edad de la adolescencia para que el sujeto
sepa de la no proporción sexual, del desencuentro en la sexualidad, de la
castración, esto lo sabe desde que es tocado por el significante.
Ahora vayamos a
otro asunto propuesto por Freud con respecto a la adolescencia:D13
“El hecho de la acometida en dos tiempos del desarrollo sexual en el ser humano,
vale decir, su interrupción por el período
de latencia, nos pareció digno de particular atención. En ese hecho parece estar contenida una de las condiciones de la aptitud
del hombre para el desarrollo de una cultura
superior, pero también
de su proclividad a la neurosis.” (Freud, 1978: 214)
Está
hablando de un desarrollo lineal que se interrumpe; no habla de estructura,
pero lo dice en los Tres ensayos que
luego cuestionará con La organización
Genital infantil que hemos comentando. Recordemos que allí Freud se corrige
con respecto a la separación que hizo de la sexualidad infantil y la del
adulto; precisamente esa separación la haría la latencia, a partir de esto
podemos preguntarnos por el verdadero estatuto de la latencia. Recordemos que
Freud se autocorrige diciendo que no hay tal separación y que la única
diferencia que hay es la genitalidad, que ya
vimos, pasa a un segundo plano, para dar relevancia a lo fálico,
que Jacques Lacan retoma para pensar la sexualidad en el orden de
la estructura del lenguaje. Además,
como acabamos de decir en Lacan, la genitalidad está desde el inicio. Plantear
un doble momento
de estructuración de la sexualidad, que estaría acorde con
el planteamiento de Freud, sería es mezclar dos asuntos que no se pueden
confundir.
Cuando
Freud habla del período de latencia, plantea que es un periodo propio para desarrollar una cultura superior.
¿Qué quiere decir con esto? En el apartado
Formación reactiva y sublimación dice: D14
¿Con qué medios se ejecutan estas construcciones tan
importantes para la cultura personal y la normalidad posteriores del individuo? Probablemente a expensas de las
mociones sexuales infantiles mismas, cuyo aflujo no ha cesado, pues, ni
siquiera en este periodo de latencia, pero cuya energía -en su totalidad o en
su mayor parte- es desviada del uso sexual y aplicada a otros fines. Los
historiadores de la cultura parecen contestes en suponer que mediante esa desviación de las fuerzas
pulsionales sexuales de sus metas, y su orientación hacia metas nuevas
(un proceso que merece el nombre de sublimación), se adquieren poderosos
componentes para todos los logros culturales. Agregaríamos, entonces, que un
proceso igual tiene lugar en el desarrollo del individuo, y situaríamos su
comienzo en el período de latencia sexual de la infancia. (Freud, 1978: 161)
El
tema central aquí es la sublimación entendida como renuncia a la sexualidad y
el mismo Freud corregirá
esta noción diciendo
que se sublima con la pulsión, por otro lado,
Freud
hace depender el displacer en este período, de no poder acceder a la
reproducción, lo que constituye un argumento algo prejuiciosos, lo dice así:D15
Puede, asimismo, arriesgarse una conjetura acerca del
mecanismo de tal sublimación. Las mociones
sexuales de estos
años infantiles serían,
por una parte, inaplicables, pues las funciones
de la reproducción están diferidas, lo cual constituye el carácter principal
del período de latencia; por otra parte, serían en sí perversas, esto es,
partirían de zonas erógenas y se sustentarían en pulsiones que dada la
dirección del desarrollo del individuo sólo provocarían sensaciones de
displacer. Por eso suscitan fuerzas anímicas contrarias (mociones reactivas)
que construyen, para la eficaz sofocación de ese displacer, los mencionados
diques psíquicos: asco, vergüenza y moral. (Freud, 1978: 162)
Vale
la pena revisar la teoría de la sublimación para darse cuenta que toma otro
rumbo con Lacan, pero no sin el mismo Freud, lo cual pone en cuestión este
planteamiento, por otro lado Lacan nos enseña que la sexualidad siempre es
perversa, dejando el fin sexual de la reproducción fuera de curso. Además
debemos considerar una lectura de Freud con Freud y someter estos párrafos a
una revisión de la misma manera que él mismo revisó la separación tajante que
hizo del niño y del adulto.
Si
no podemos considerar el tiempo cronológico en la constitución subjetiva, desde
la perspectiva de la estructura del lenguaje, no se podría decir que Lacan
introduce los tiempos lógicos y que estos son aplicables a la sexualidad del niño, luego
adolescente. Lacan habla de los tiempos lógicos resolviendo un acertijo y con
esto, quiere plantear precisamente la estructuración, a partir de un tiempo
retroactivo, del sujeto del inconsciente como venimos diciendo.
No sería posible trasladar lo que es una noción de
tiempo lógico a un tiempo cronológico, diciendo que en la adolescencia hay una
retroacción de la infancia.
Insistamos
en que Lacan introduce la llamada genitalidad en la lógica significante, así lo
vemos en su artículo La significación del
falo, definiendo el falo como el significante del deseo. Así mismo
encontramos un capítulo del seminario 10 La
angustia en el que Lacan se aplica a estudiar las fases del “desarrollo” anal,
oral, fálica y nos
aclara que de la subjetividad que habla no es
psicológica ni desarrollista y dice: “ A estos accidentes del desarrollo que acabo
de
enumerar, a las particularidades anatómicas de las que se trata en el hombre,
siempre se añade el efecto
de un significante cuya trascendencia es pues evidente respecto al mencionado
desarrollo”(Lacan, 2006:320).
¿Cómo
entender esto? En la última parte del seminario mencionado, Lacan está
explicando los pisos de la constitución del objeto y para ello se ocupa de la
demanda, del deseo y del goce del Otro que se ponen en juego en la relación que el sujeto establece con dicho Otro.
Si consideramos que la demanda pasa por el significante, y que es a partir de
esta que se constituyen los objetos que van a determinar las llamadas fases,
esto nos sitúa por fuera de toda concepción de desarrollo bilógico para
colocarnos frente a un sujeto efecto del lenguaje. Por esto no encontraremos en
Lacan una idea de fases de desarrollo biológicas, sino momentos estructurales.
Creo que el gran aporte que este autor hace a la lectura
de Tres ensayos para una
teoría sexual es, haber pensado la propuesta freudiana desde la perspectiva
del significante, lo que hace que allí donde
en Freud se lee algo netamente biológico, Lacan lo sitúa en la lógica
del lenguaje, por ejemplo los famosos estadios del desarrollo psicosexual, como
formas de la demanda, material para la escucha analítica. Así es sospechoso un
trabajo de investigación que sólo se apoye en los Tres ensayos sin pasar por la
revisión del mismo Freud y de los adelantos que hace Lacan a partir de dicho
texto. De no hacerlo podemos caer en la psicologización del psicoanálisis
pensando la adolescencia como una noción central, que desvía del verdadero
interés de la experiencia analítica: producir el sujeto del inconsciente como un
agujero de la estructura.
Hablar
entonces de sujeto adolescente introduce
un malentendido porque suponemos que se trata del sujeto del inconsciente,
cuando realmente hablamos del yo, otra cosa es decir el sujeto en el adolescente que sería el mismo que
en cualquier otra edad. No hay que esperar la adolescencia para encontrarse con
la no proporción sexual, esta, la introduce el lenguaje al tomar el cuerpo de
un sujeto y marcarlo con la castración, lo que hace que la respuesta sea
siempre la espera permanente de una complementariedad, solo la experiencia
analítica, llevada hasta el final, le permite al esperanzado percatarse de la
imposibilidad.
Referencias bibliográficas
Freud, S., (1978) Tres
ensayos para una teoría sexual. En Obras
completas (Tomo VII). Buenos Aires (Argentina): Amorrortu editores (Trabajo
original publicado en 1905)
-(1979) La organización
genital infantil (una interpolación en la teoría de la sexualidad) . En
Obras completas (Tomo XIX). Buenos Aires (Argentina): Amorrortu editores
(Trabajo original publicado en 1923)
Lacan, J., (1981) El
seminario de Jacques Lacan, libro 1, Los escritos técnicos de Freud. Buenos
Aires, Argentina: Editorial Paidós, p 195
- (1983) El seminario
de Jacques Lacan, libro 2, El yo en la teoría de Freud y en la técnica
psicoanalítica. Buenos Aires, Argentina: Editorial Paidós.
-(1994) El seminario de
Jacques Lacan, libro 4, La relación de objeto. Buenos Aires, Argentina.
-(1999) El seminario de
Jacques Lacan, libro 5, Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires,
Argentina: Editorial Paidós
-(2006) El seminario de
Jacques Lacan, libro 10, La angustia. Buenos Aires, Argentina: Editorial
Paidós
-(1966-1967) El seminario de Jacques Lacan, libro 14, La lógica del fantasma,
s/e
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